martes, 1 de enero de 2013

Ven y Verás


Hace poco, en un retiro que nos preparamos mi esposa y yo en casa, meditamos sobre la fe, y ya que este es el año de la fe, aprovechando la circunstancia, y unas charlitas en las que estuve, me sirvieron para que en el ratito de oración que tenemos luego de una meditación, el Espíritu Santo me colocara en frente este mensaje: Ven y Verás.




Y ahora que lo pienso, creo que ayuda mucho a entender la fe, o más bien a cómo hacer para entender la fe, con sólo dos palabras:

Ven: Implica una invitación, personal, no formal, directa, casi imperativa, sencilla, sin ningún tipo de requisito, hacia ti, hacia a tu ser, tu persona, tu alma. Si lo pusiera en imágenes pensaría en alguien ofreciéndote la mano, invitándote a dar un paso al frente. Esto nos lleva a pensar que la fe implica una invitación, una oferta de un regalo (y como todo regalo, gratuito), que está esperando que sea acogido, solicitando al menos una mínima iniciativa, aunque a veces lo hagamos con un poco de ayuda, al final siempre será necesario que de nosotros nazca un mínimo de interés y aceptación.

Verás: Esta palabrita que concluye la frase si me parece imperativa, fulminante, acertada, que cae por su propio peso, VERAS!, es como si antes no veías, estabas un poco ciego o no tuviste la oportunidad de ver, o de repente te faltaba la luz necesaria, y ahora sí, ahí está la luz, que todo lo ilumina, lo realza, lo alegra, lo llena, especialmente a ti, la verdad que esperaste conocer toda tu vida, frente a tus ojos y detrás de ellos también.

Entonces ambas palabras juntas quieren decir si vienes, si aceptas la invitación que Jesús te hace a cada rato, ya sea mediante una persona, mediante un mensaje que leíste, mediante una canción, una situación alegre, difícil o desesperanzadora, si aceptas IR, entonces simplemente VERAS, encontrarás, porque al que llama se le abre y el que busca encuentra. Y creo que de eso se trata entender o vivir la fe, en un constante IR y VER, es decir para entender la fe, no es suficiente saber, o tener todo razonablemente entendido, es más si SOLO fuera así, es muy difícil entenderlo, lo que tienes que hacer es IR, es decir VIVIR la fe, abrirte a ella, y esto sin lugar a duda te llevará a acogerla, entenderla y hacerla parte tuya.

Ahora, es posible tener fe en diferentes cosas o personas, en nuestros líderes, en nuestros maestros, en nuestros padres, también en los libros, en la ciencia o en otras cosas culturales o rituales o magias blancas, negras, verdes, azules, etc. Hay mucho en lo que se puede tener fe, y no es malo tener fe en muchas de ellas, es más es necesario tener fe en varias de ellas, pero creo que en todas esas cosas, que viven en un ámbito mundano, ideal o cultural, la fe que les depositemos, la cantidad si se podría decir, es la que podamos ponerle nosotros con nuestras fuerzas y en base a las razones que tengamos para tener fe en ello, es decir es una fe que no va más allá de los límites que nosotros le pongamos.

En cambio la fe en Dios, no se alimenta solamente en el esfuerzo que nosotros podemos tener en tratar de CREER, sino que el mismo Dios es quien nos ayuda a aumentar nuestra fe, con los numerosos medios que nos ha dejado mediante su Iglesia, como la oración (hablar con Dios), los sacramentos (aceptar, recibir y nutrirse de Dios), la vida en comunión con su Iglesia (que me ayuda conocer mejor a Dios con la ayuda de todos sus miembros, entre ellos los santos) y la lectura de su palabra (que no es independiente de su Iglesia, pero merece especial mención por ser fuente viva de sabiduría).

Y esta fe de que me sirve? cual es la aplicación práctica que le puedo dar?. Para no ampliar mucho, sólo comentaré una: para ser PLENO, Dios que ha creado a sus criaturas, sabe que necesitan de Él para ser felices, y ellas al ser creadas por Dios necesitan creer en Él para sentirse completas, identificadas, trascendentales y la fe es la puerta que nos abre a esa plenitud, a una comunión con Dios con lo más elevado, puro, feliz y verdadero que nunca podrá caber en nuestra imaginación, y lo más interesante es que todos, TODOS, hemos sido creados para ese fin, para ser plenos, para ser felices sabiendo que Él está siempre aquí con nosotros.

Y como conseguir la fe? como empezar? hay muchos medios, pero los más seguros son los que provee la Iglesia Católica, que a pesar de los errores de algunos de sus miembros, no ha perdido su objetivo final, enseñarnos el camino más seguro para lograr sintonizar con Dios, experimentarlo, estar cerquita de Él y poco a poco aprender como ser un mejor ser humano, feliz, pleno y con paz en el corazón. Que mas pedir? y eso que no hablamos de las gracias espirituales de las cuales no hablaré ahora pero son muchas, pero para ello como mencioné antes, antes que describirlo, es mejor vivirlo.

Hace unos años, un par de miles mas o menos, hubo uno al que se le cayeron de los ojos unas especies de escamas y de ser un perseguidor de la recientemente Iglesia fundada por Cristo se convirtió en uno de sus apóstoles más importantes, ahora conocido como San Pablo, Saulo antes de su conversión. Él tuvo una experiencia cercana con Cristo, le boto de su caballo y desde entonces le dio un nuevo sentido a su vida, luchando por un ideal trascendental que lo llevo al martirio. Habrá valido la pena? tal vez si pensamos en que gracias a Él el cristianismo se difundió por numerosos países de oriente y de occidente, debe ser que sí, y sino pensemos en las múltiples obras de caridad que llevo la Iglesia por todos estos países, gracias a la voluntad de un solo hombre, uno que quiso seguir a Dios apoyado en su fe.

Seguramente no todos nosotros podremos lograr ser un Pablo de Tarso, pero lo menciono porque es un ejemplo de como la fe puede ser aquel factor invisible sobre  el que algunos de los grandes hombres de la historia se apoyaron para lograr ser lo que fueron, y en realidad no importa ser grande o pequeño en la historia, sino escribir nuestra historia BIEN, ser feliz en ella y hacer felices a los que nos acompañan en ella.

Así que este día que iniciamos un nuevo año pidámosle a Dios que nos ayude cada día a quitarnos las escamas poco a poco para poder verle mejor, tocarle y experimentarle; y tratemos de hacer a un lado lo malo que podamos pensar de la Iglesia para aprovechar los medios que nos ofrece para ser felices, démonos este regalito por navidad, seguro que el pequeño niño Jesusito estará feliz de que queramos recibirle en la cunita de nuestro corazón. 

Feliz navidad y Santo Año nuevo!